Conoces a alguien, hablas, quedas, te besas.... intentas protegerte, pero te vas implicando, vas exponiendo tu corazón y tus afectos, dejas que te afecten sus acciones, vas abriendo un poco la coraza, te ilusionas
y en cualquier momento el otro puede decidir romper la baraja, deja de escribir, deja de llamar, deja de buscarte
y tu te rompes por dentro, porque interpretas que no le ha gustado lo que ha visto, que solo le interesaba el envoltorio, que lo que eres no merece la pena
y no tienes ni mas ni menos que antes de conocerle, pero un gato se te ha colado dentro y te está dando zarpazos al corazón y al estómago
y solo puedes aguantar el dolor e intentar expulsar al minino lo antes posible para que deje de doler, repetirte que no pasa nada, que no era tan interesante, que en realidad no te gustaba, que no tienes ni mas ni menos que antes, que hay mil peces en el mar..... pero eso no son mas que trampas que le pones al gato, la realidad es que te han dado con la puerta en las narices, y eso jode mil.
así que decides hacer la coraza un poco más gruesa, la próxima vez abrirla un poco más tarde y con mas prudencia, si cabe.
o puedes optar por ir por la vida en plan kamikaze y dejar de tenerle miedo al rechazo, que al fin y al cabo es como la lluvia, moja y molesta, pero no mata, y se acaba secando.
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